Navidad: ¿felices fiestas o convención social?

«En estas fechas tan señaladas»

«Ahora que estamos todos reunidos»

«Me llena de orgullo y satisfacción»

«Lo que no una la Navidad no lo hace nadie»

«No me hagas la pascua»

«Vuelve a casa, vuelve, por Navidad»

«Que bien nos lo vamos a pasar»

«¿Has sido bueno?»

«Ya vienen Los Reyes»

Y así, unas cuantas frases más que la cultura española utiliza cuando se acercan estos días de paz y felicidad… ¿Paz y felicidad? Vamos a analizar la Navidad y sus fechas cercanas para comprobar en qué consiste.

NOTA: Me voy a referir a la Navidad en España, pues es la única que conozco relativamente bien. Por tanto, si se es más objetivo que lo que voy a ser en esta entrada, se puede aprovechar, lo que describiré, en clases de enseñanza de español para extranjeros (ELE) para acercar la Navidad a los alumnos.

Sentados y cómodos, que esto empieza ya. 🙂

El circo comienza a finales del verano… Cuando este está acabando, una de las primeras oraciones que pronunciamos es: «Ya estamos a mitad de septiembre, dentro de poco, sin darnos cuenta ya estamos en Navidad y se acaba el año». Los contrarios a este sentimiento de queja de que el año es corto y que no se ha salido de una fecha para meterte en otra suelen decir algo parecido a «Ay, no digas eso. Yo tengo ganas ya de que llegue el frío, sacar los abrigos y de que llegue la Navidad. Regalitos».

Pero estaremos todos de acuerdo con que la Navidad o las fechas señaladas empiezan realmente a mediados de octubre. Sí, ese momento que están pensando todos… Cuando El Corte Inglés instala las luces de Navidad en sus fachadas. En cuanto El Corte Inglés enciende esas luces, el periodo navideño queda oficialmente inaugurado. Esta acción junto con la puesta en venta de turrones y el resto de productos alimenticios navideños nos dicen: ¡toca comprar! Y con esa inauguración comienzan a sucederse una serie de acontecimientos que, en mi opinión, son fruto de convenciones sociales. Normas no escritas que la sociedad sigue. En este sentido, la frase que cabe aquí es la tan sonada: «Lo que no una la Navidad no lo une nadie».

(Dicho lo anterior, a riesgo de ganarme la enemistad de muchos, voy a tratar a continuación algunos de los estereotipos, tópicos y derivados que nos suelen dejar cada año esta festividad.)

El resto de octubre sirve para aclimatarse al frío que empieza a entrar en España siempre por el norte. El frío también suele indicar que la Navidad está cerca. Y para poco más sirve el mes de octubre. Quizás, algunos aprovechan para empezar a hacer las compras para los regalos de estas fiestas, pero normalmente el «buen español» se espera (lo deja para) a última hora, días 22, 23 y 24 de diciembre y los días 2, 3, 4 y 5 de enero. Los centros comerciales echan humo, no solo por las innumerables luces que cuelgan de cada esquina de sus paredes, sino también porque la muchedumbre corre buscando el regalo BBB (bueno, bonito y barato).

El mes de noviembre tampoco tiene especial importancia en este periodo. Bueno, sí la tiene para otros pocos que empiezan a mencionar el «amigo invisible» o «la cena de empresa»; términos temibles, valga la aliteración. Sin embargo, el mes no influye en las fiestas (para los hogares). Las empresas de mayor potencial y los centros comerciales (los mayores interesados en la existencia de estas fiestas) iluminan y decoran para que se note que la Navidad está presente. Vengan, vengan a mí a comprar. Gasten su dinero ahora, que si compras el mismo producto en mayo, por ejemplo, parece que no sea lo mismo. Pues es lo mismo, ¿no?

Pero lo interesante llega en diciembre.

En los colegios

Todos a decorar. Los niños comienzan a ensayar, cuando la hay, la actuación de Navidad. Los profesores, si se llevan bien y si no se llevan bien todavía más, preparan el amigo invisible.

Término: amigo invisible. Dícese de la realización de un sorteo —cuanto más cutre mejor, es decir, se coge un folio, se escriben los nombres de los profesores (aplíquese también en otro tipo de trabajos) y se pregunta: ¿estamos todos? El que no fue ese día por enfermedad corre el riesgo de quedarse fuera, si cae mal o pasa desapercibido, sobre todo. Luego, se coge un estuche (hará las veces de bombo) en que se introducen los papelitos. El típico gracioso del grupo dice: A ver, la mano inocente… Tú, Juana, que eres muy inocente. Juana se encarga de sacar los papelitos y dárselos a cada uno (si no extrae cada uno su propio papel del estuche)— en el que te toca en suerte un compañero de trabajo (no siempre amigo) para tener que regalarle algo con un tope de dinero que previamente se ha fijado entre todos.

Nota: Si el tope no se ha puesto previamente y se establece tras el reparto de los papelitos, el que quiera poner menos dinero NO es que sea pobre ni tacaño, sino que le ha tocado el compañero que más odia de todo el colegio (u otro lugar de trabajo).

En las oficinas, los despachos, etc. (también para los colegios)

El gran momento es, sin duda, la cena de empresa. La entrega de la cesta de Navidad no está mal, pero la cena de empresa es insuperable.

Término: cesta de Navidad. Dícese de cualquier paquete que te entregan la semana antes de Navidad que contenga: turrones, almendras, trufas, cava, champán y otra clase de productos navideños. Eso sí, la cesta no es cesta si no contiene algún producto que no tenga que ver absolutamente nada con la Navidad y, además, tampoco tenga que ver con el resto de los componentes del paquete. Este producto suele ser un bote de espárragos. A veces, un bote en conserva de otros productos más propios de una ensalada que de una cena de Navidad. Lo importante es que sea el hazmerreír entre tanto turrón, chorizo ibérico y champán. Cesta de Navidad que, por supuesto, la mayor parte de traductores y correctores autónomos ni olemos.

La cena de empresa es el acontecimiento del año para un empleado. La mayor parte de compañeros se juntan en un restaurante (o recinto donde quepan) para que la empresa se haga cargo de todos los gastos de comida y de bebida. Y en este segundo manjar está el problema. La bebida. Es aquí donde ves cómo la bebida puede cambiar a una persona. Paquito, de la mesa de enfrente en la oficina, con el que casi no cruzas más de tres palabras durante todo el año, de repente, gracias a la ingesta de alcohol se convierte en el alma de la fiesta. Hasta el punto de que pase algo como lo que sucede en el siguiente vídeo:

El ridículo extremo se logra en una cena de empresa.

Sin embargo, los días estrella, en los que las convenciones sociales se disparan son el 24 de diciembre (Nochebuena), el 31 de diciembre y su madrugada (fin de año) y el 6 de enero (Los Reyes Magos o día de Reyes).

24 de diciembre (Nochebuena)

Cúmulo de tópicos y estereotipos donde los haya. Se podría ahondar más de lo que voy a hacer, pero para no cansar al lector intentaré resumirlo.

Mañana del 24: Los que trabajen tendrán el brindis de empresa. Es decir, madrugas y vas a trabajar, pero no trabajas (salvo que trabajes en un centro comercial o vendiendo productos que puedan ser objeto de regalo). Los abuelos trabajan mucho más, pues muchos estarán preparando la cena de Nochebuena mientras cuidan a los nietos de estos trabajadores.

Tarde del 24: Si tienes suerte y  tiempo, siesta para poder aguantar la cena con cierto ánimo.

1. Tópico/estereotipo -> Las madres (sean las abuelas o las madres o sus hijas con sus madres, cualquier combinación es posible, mientras sean las mujeres las que están en la cocina —machismo hasta en Navidad, ojalá se erradique de una vez) se encargan de la cena. Norma sexista general establecida -> Ellas preparan el venado, la vena, la carne, el pavo, los langostinos; al caso, la cena de Nochebuena. Ellos abrirán el vino o el champán, duro trabajo y actividad de estrés exacerbado.

El periodo de tarde se cierra con el mensaje del Rey. Los más jóvenes suelen hacer caso omiso, pero la convención social paterna dice que hay que escuchar lo que dice. Y los jóvenes terminan cayendo en la tentación. También se suele criticar que no toque ciertos asuntos. En realidad, no sé qué se espera un español de ese mensaje… ¿Va a solucionar en diez o quince minutos, que dura el mensaje, alguno de los problemas? Simplemente, tiene que estar ahí como manda la costumbre…

2. Tópico/estereotipo -> Vas a acudir a una cena de Nochebuena a la que, por norma general, no tienes ninguna gana de ir. Siempre hay alguno de los comensales a los que no soportas. Este galardón suelen llevárselo los que no pertenecen consanguíneamente a la familia, es decir, los cuñados. Dice la estadística que 1 de cada 2 cuñados es insoportable, hace comentarios fuera de lugar y pone caritas de “quiero irme a casa, porque tu familia me aburre y me cae mal”.

3. Tópico/estereotipo -> En este caso, convención social establecida. Si cenas el 24 en casa de tus padres, el 31 toca cenar en casa de tus suegros. Si no tienes pareja, ¡pues mira, algo que te ahorras! La convención social es concesiva y permite varias combinaciones. Puede utilizarse el día 25 de diciembre para acudir a casa de tus padres. ¡Estereotipo! Generalmente, se cena el 24 en casa de tus suegros (si eres hombre) y ya el 25, si eso, te pasas por casa de tus padres. (Como si no hubiese otros 360 días al año para hacer todo este tipo de eventos y cosas.)

Noche del 24: A medida que avanzan los años, Nochebuena va haciendo más honor a su nombre. Sin embargo, no suele ser la mejor noche del año. Una cena muy buena y copiosa —eso no se lo quita nadie a la cocinera de turno— en la que te topas con algún indeseable (espero que en tu familia no haya indeseables y la cosa se limite a ser una noche de cumplir con convenciones, y ya). La televisión debe estar encendida con algún programa de refritos de los habituales o algún programa de humor o canciones. Ahora bien, terminas de cenar —generalmente porque tu estómago dice basta— y tras una sobremesa (me encantaría estar en la sobremesa de todas las familias a ver qué se comenta. Si te paras a analizar lo que se dice, la Nochebuena puede ser muy divertida) llega ese momento de: ¿Y ahora qué?. Normalmente, los que tienen hijos pequeños tienen la excusa perfecta para irse. Me voy ya es que el niño se está poniendo tonto, Me voy ya que todavía tengo que bañar al niño, Me voy ya que el niño tiene colegio mañana. (Ups, cuidado con esta última: te han pillado, la frase coletilla excusa de siempre, no te vale para estas cenas durante estas fechas…)

Termina la Nochebuena.

Nochevieja y sus tópicos y estereotipos: Las expectativas cada año son mayores. Siempre se piensa que en Nochevieja, día 31 de diciembre y madrugada del día 1 de enero, se va a tener la mejor fiesta del año. Lo vas a pasar “como nunca”. https://www.youtube.com/watch?NR=1&v=abiMfWvxiTs&feature=fvwp

Mañana del 31: (Ver mañana del 24).

Tarde del 31: (Ver tarde del 24) excepto en el caso de las mujeres. ¡Estereotipo! Algunas suelen hacer los últimos arreglos de los trajes que van a vestir durante la noche. Quizás, comprar el maquillaje que les faltaba o ponerle las tapas a los tacones.

Noche del 31: Aparte de lo citado en el apartado Noche del 24, es decir, cena copiosa en aquella casa en la que no cenaste el 24, si vives en pareja, o incluso volver a cenar en casa de los padres de ella, toca el preparatorio previo si vas a ir de fiesta. La cena pasa sin pena ni gloria, porque ya tuviste una cena gemela el 24 (puede que en cuestión de 7 días veas a personas que no ves en el resto de 358 días del año), y estás centrado en no mancharte el traje con el que vas a salir, así como en la fiesta en sí. A las 23:50 aproximadamente, comienza el frenesí. ¡Estereotipo, convenciones sociales y tópicos! Alguien coge el mando a distancia y empieza a ir de una cadena a otra para ver quién da las campanadas en cada una de ellas. Normalmente, la madre, comienza a contar el número de personas (no importa que los últimos 10 años hayan ido a cenar siempre los mismos, hay que asegurar) para en un plato o vaso repartir las 12 uvas. Campanadas. Conatos de atragantamiento, entre tanto, besos y abrazos. Sin saber bien la razón, eres feliz (con suerte el cuñado del 24 no ha venido para la cena del 31). En este momento, aunque sea durante 3-4 segundos te olvidas de todo. ¡Bien! Punto positivo para las «felices fiestas». A partir de las 0:05, empiezas a mandar WhatsApp a todo quisqui o, bueno, quizá con esa persona te lo piensas un poco más no se vaya a creer que le gustas o porque el año pasado no te felicitó; ese tipo de razones.

Nota lingüística: La expresión próspero año XXXX está perdiendo fuerza por culpa de la anglicada Feliz año nuevo. Esta última, aunque perfectamente posible en español, viene claramente por copia del Happy New Year. La prosperidad quedará en el olvido si seguimos así…

6 de enero: Los Reyes Magos

En resumen, regalos. Aunque en Navidad, por mimetización con los EE. UU., ya se reparten presentes, el día 6 de enero suele ser, nunca mejor dicho, el rey de los regalos. Los niños hasta cierta edad —como pasa con Papa Noel— viven engañados creyendo que los Reyes Magos traen regalos, sobre todo si te portas bien. Algunos padres repiten hasta la saciedad lo de: «Pórtate bien, porque si no lo haces los Reyes no te traerán nada». Esta frase la pueden decir un 3 de julio; no tiene lugar, ni hora. Sí, tiene mucho de compensación, de «déjame en paz un rato, hijo» y de soborno. Fundamentalmente, se hace reparto de regalos. En ciertas familias suele haber una casa franca. La «casa franca» es aquella a la que todos acuden (¿cómo no? Suele ser la de los abuelos o los más mayores de la familia) para el reparto de regalos. ¿Convención social?

Cabe mencionar, en relación con los regalos, que en estas fiestas, se desata la solidaridad. Otra de las convenciones sociales, sobre todo para los personajes famosos, es mostrarse solidario. Los famosos se dejan ver en anuncios de las principales ONG. Los capitanes de los equipos de fútbol emiten sus mensajes navideños (muy del estilo del mensaje del Rey, por cierto). 

Sobre la solidaridad y los esfuerzos por combatir la pobreza, cabe destacar que es uno de los puntos positivos de la Navidad. Aunque esto, idílicamente, debería tenerse en cuenta todos los días del año, al menos, la Navidad ayuda a que la gente tome conciencia sobre los demás. Incluso en aquellos casos cuyo único fin —al ser solidarios— es aparentar, vale la pena que estos días festivos nos empujen a pensar en los demás.

Otro de los puntos buenos de las felices fiestas es que el mundo suele tranquilizarse. Exceptuando la noche del 31 en la que tanta bebida afecta demasiado a algunos, en general, se podría decir que estos días no solo sirven para ser solidario, sino también para calmar los ánimos.

Sé que no he nombrado varios acontecimientos que circundan a la Navidad, como el sorteo de la Lotería de Navidad o el Día de Los Inocentes, pero la entrada se hubiese hecho más eterna de lo que ya es.

En definitiva, la Navidad y lo que la rodea está llena de convenciones sociales, ¿no? Las costumbres de la cultura española al respecto son claras y bastante arraigadas. Si bien es cierto, que como todo, también tiene su lado positivo.

Así que consecuentemente:

¡Felices fiestas! ¡Feliz Navidad! Y ¡próspero año 2013! Sea el día que sea que cada uno tenga lo que quiere o, sino, parte de ello. Nos vemos en unos días con La publicidad sexista II.